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La historia de Nora

Nora trabaja desde los veitinueve años en la administración del colegio Sagrado Corazón.

Desde chica tuvo facilidad para los números pero sobre todo para el orden. Esto es lo que más destacan sus compañeros cuando se les pregunta sobre el trabajo de Nora en el colegio.

El orden es fundamental en la administración y mantenerlo no es fácil cuando se trabaja con unos cien cargos y unas seiscientas familias.

Nora tiene alrededor de cincuenta años (no preguntamos) y sigue con las mismas ganas de trabajar que cuando empezó. Se casó con un profesor de historia que conoció en la administración. Todos los meses, cuando los docentes pasaban a cobrar o a firmar la planilla mecanizada, él tardaba un poco más que el resto y ella siempre tenía alguna aclaración importante que hacerle. Así se conocieron y hoy tienen una hija y un nieto.

Cuando hace tres años conocimos a Nora, nos recibió con un mate, nos contó sobre su vida y se encargó de dejar en claro un asunto: ella no quería cambiar su forma de trabajar, ni que le desordenen sus cosas.

Se le habían atrasado los cobros de varios alumnos y había cometido pequeños errores en algunas de las presentaciones ante la provincia y según supimos después, esto le había afectado bastante. Su orden, su método de trabajo, nunca le fallaba; ella nunca había estado tan desordenada. Pero eran demasiadas cosas, nos dijo.

Así que nos dedicamos a escucharla. Nos acoplamos a ella, aprendimos sus modos. Nos mostró la carpeta verde con los “papeles del seguro” y nos explicó cómo tomaba nota de los pagos de los alumnos en una planilla que le armó la profesora de computación. Antes lo hacía a mano, en unas planillas de caja que fotocopiaba y después transcribía al cuaderno de aranceles.

Y ahí conectamos. Ahí encontramos la forma en que Nora se iba a sentir más cómoda para comenzar la transición al nuevo sistema: nuestro módulo de caja es exactamente lo que ella hacía en sus fotocopias, con la ventaja de que de los saldos y cuentas se ocuparía el sistema. Se lo explicamos, se lo mostramos y vio que ya entendía todo lo que necesitaba para empezar.

Hoy el colegio está al día  en sus presentaciones. Nora no necesita archivar tantos papeles como antes y el orden en su oficina se mantiene intacto. Nos alegra mucho conocerla y habernos enterado por experiencia propia de que además de todo es especialista en bocaditos de chocolate.

¡Gracias Nora!

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