"demasiado feliz": solicitante de asilo hondureño celebra reencuentro con su familia en eeuu
Por Jose Luis Gonzalez
CIUDAD JUÁREZ, México, 19 jun (Reuters) - Una palabra salió de la boca del migrante Andy Molina mientras hablaba sobre sus planes de reunirse pronto con su esposa e hijo en Estados Unidos después de dos años de separación: "feliz".
El hondureño de 27 años y su hija de 10, Eleana Victoria, pasaron más de un año en México mientras esperaban poder solicitar asilo en Estados Unidos.
La esposa y el hijo mayor de Molina habían salido de Honduras varios meses antes e ingresaron a Estados Unidos por separado.
Molina y su esposa se vieron obligados a abandonar su hogar preocupados por sus hijos. Aunque él tiene un título universitario, el único trabajo que pudo encontrar fue en una tienda donde se vio obligado a pagar un llamado "impuesto de guerra" a las pandillas, quienes amenazaron con matarlo si no cumplía.
"Uno no quiere ese futuro para sus hijos", afirmó en una entrevista con Reuters el viernes poco antes de ingresar a Texas desde la fronteriza Ciudad Juárez.
Él y su hija cruzaron el puente internacional de la mano, como parte de un grupo de 74 personas a quienes se les permitió ingresar a Estados Unidos para realizar solicitudes de asilo el mismo fin de semana del Día Mundial de los Refugiados, instituido por las Naciones Unidas.
La vida en México no fue fácil: durante la espera, Molina alquiló un pequeño departamento y encontró trabajos ocasionales para mantenerse a sí mismo y a su hija.
Los meses se prolongaron bajo una política de la era de Trump llamada Protocolos de Protección de Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés), que ordenaba a los solicitantes de asilo que esperen sus procedimientos en México, a menudo en peligrosas ciudades fronterizas del norte.
El presidente Joe Biden comenzó a revertir la política al asumir el cargo y desde entonces ha permitido que gran parte de los miles de solicitantes de asilo del MPP varados en México crucen a Estados Unidos para continuar con sus casos.
Molina, tan cerca de reunirse con su familia tras la larga separación, celebraba optimista:
"Feliz, feliz; demasiado feliz", dijo. "Ha valido la pena". (Escrito por Daina Beth Solomon; editado por David Gregorio; traducido por Noé Torres)