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Editorial

Abusos. Violencia laboral: mucho anuncio, poco abordaje

Una encuesta reciente muestra que la violencia laboral está más extendida de lo que se percibe. No parece haber mucho interés del Estado para abordarla. Pero es imprescindible hacerlo cuanto antes.

13 de abril de 2025, 21:01
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Violencia laboral. (Imagen ilustrativa)

Una investigación realizada por las organización Grow-Género y Trabajo, en alianza con MundoSur y Bumeran, reveló que 80% de las personas viven o vivieron alguna situación de violencia laboral.

La investigación se realizó a través de encuestas a 3.243 personas de Argentina, Perú, Ecuador, Chile y Panamá entre julio y octubre de 2024, sobre la percepción que tienen de la violencia laboral.

La investigación arrojó una conclusión clara: la violencia en el trabajo no es un hecho aislado, sino una realidad estructural que impacta en la salud, la productividad y las oportunidades de desarrollo de las personas.

La encuesta reveló también que 96% del total vivió o presenció alguna situación de violencia laboral.

Vale recordar que en 2020 la Nación promulgó el convenio 190 de la OIT, que reconoce que las mujeres son las más expuestas a esos comportamientos y prácticas inaceptables en el mundo laboral.

La ley 27.580, sobre Eliminación de la Violencia y el Acoso en el Mundo del Trabajo, colocó a la Argentina como el tercer país del mundo en adherirse al convenio. Entró en vigor en junio de 2022 y alcanza a quienes trabajan en cualquier situación contractual.

La norma preveía relevamientos, programas de capacitación, abordaje de casos y la creación de un Observatorio sobre Violencia Laboral y de una Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral, entre otros puntos.

Recién en septiembre de 2024, la Comisión de Legislación del Trabajo, Previsión y Seguridad Social de la Legislatura de Córdoba trató un proyecto de ley para que la provincia adhiriera a la mencionada ley nacional. No hay registro de que se haya aprobado, y varios proyectos destinados a prevenir y sancionar la violencia laboral duermen el sueño de los justos en los cajones del recinto.

Como se puede observar a simple vista, sobran anuncios y falta demasiado compromiso como para abordar esta realidad.

Las consecuencias de la violencia laboral pesan sobre las personas y sobre el entorno: en quien trabaja, afecta su salud psicofísica y puede producir consecuencias negativas en sus relaciones sociales y familiares. En la organización, produce malestar entre el personal, disminución en la productividad, desaprovechamiento de capacidades, pérdidas económicas y desprestigio social. Y en la sociedad, consolida la discriminación, favorece el descreimiento en las instituciones y en la Justicia.

Quizá por eso no llama la atención otra de las conclusiones del estudio, cuando detalla las razones para no denunciar: “La percepción de falta de acción organizacional y la desconfianza en los mecanismos de denuncia internos y externos reflejan barreras estructurales que desalientan a las personas a exponer las situaciones de violencia”.

Más allá de lo que las políticas públicas dicten, está claro que no alcanza. Urge que las propias empresas, fábricas, comercios y otras dependencias e instituciones cuenten con políticas de recursos humanos que concienticen sobre el tema y que lo traten como una prioridad.

Sin ese abordaje integral, difícilmente se dejen de escuchar los pocos casos que se conocen sólo cuando llegan a la Justicia o a los medios.